Títulos en español: El Escudo (Latinoamérica), Al Margen de la Ley (España).
Género: Misterio, policial.
Creado por: Shawn Ryan.
Protagonistas: Michael Chiklis, CCH Pounder, Catherine Dent, Paula Garcés, Walton Goggins, Michael Jace, Kenneth Johnson, Jay Karnes, David Marciano, Benito Martínez, Cathy Cahlin Ryan, David Rees Snell.
N.º de temporadas: 7.
N.º de episodios: 89.
Reseña: Constantinopolitano
En el futuro, si alguien compara los telefilmes policíacos de los años 70 con los filmados a principios del siglo XXI, advertirá que la violencia creció de manera exponencial. La declaración de guerra de la administración Reagan a las drogas señaló como responsable de tal cambio al cartel de Medellín. Sin embargo, a pesar de la responsabilidad de Pablo Escobar en el aumento de los males de la humanidad, el fenómeno de las drogas fue algo concurrente. La sociedad norteamericana fue a muchísimo peor por haber tenido el dudoso privilegio en ser la primera que padeció la globalización de la economía que impulsó precisamente la administración Reagan. Los super-ricos querían evadir impuestos y abaratar los costes de producción, ahorrándose los salarios de la clase media y las regulaciones de la protección medioambiental y laboral estadounidenses. Desmantelaron miles de fábricas en USA para construirlas al este de Asia. La demolición controlada de la economía estadounidense se combinó con la bajada de impuestos a las rentas más altas con el objetivo "de iure" de que re-invirtieran en USA (cuando "de facto" servía para abonar lo que estaban gastando en Asia). Mientras que el P.I.B. de China y el sudeste asiático creció astronómicamente, millones de trabajadores estadounidenses perdieron sus empleos de golpe y se fomentó una economía sumergida que alentó a la inmigración interna. Las fuerzas que provocan colapsos tan brutales como los de Detroit, Pittsburgh, Cleveland, Cincinnati o Milwaukee no las pueden originar los agentes implicados en el tráfico de estupefacientes, ni la inmigración desde México, sino los movimientos sistémicos planificados de la administración. Desde entonces, los políticos estadounidenses miran para otro lado y culpan de todo a las drogas y la inmigración ilegal. En ese escenario se rodó "The Shield" (2002-2008) y, su mejor epílogo, "Southland" (2009-2013).
Shawn Ryan no era un guionista del montón cuando esbozó el serial. Había escrito y producido incluso guiones para "Angel". Obtuvo la aprobación del canal de pago FX para desarrollar un telefilme que explorara un final alternativo para la película "Donnie Brasco" (1997). Así comienza "The Shield", con el asesinato del agente infiltrado Terry Crowley a manos del jefe del equipo de asalto, Vic Mackey en "Pilot" (26.11.2003). Pero a Shawn Ryan el tema se le fue enseguida de las manos. El equipo de guionistas que eligió cobraron una inspiración febril debido a las aportaciones de cientos de fans anónimos y el uso de internet. Los episodios se acercaron, sin queriendo, de manera documental a la realidad del distrito multi-cultural Rampart ("Farmington" en la serie) de Los Ángeles. Para sortear a los abogados del dpto. de policía, el canal FX dispuso transformar la placa de los uniformados y que la llevasen en el brazo opuesto a los policías reales. La serie estuvo desde el comienzo en el punto de mira de políticos y moralistas, pero FX lideraba audiencias y la mantuvo durante siete temporadas (pese a la oposición de grupos de presión como la PTC y AFA).
La serie tuvo tres aciertos fundamentales: primero, ir sustituyendo un sistema tradicional de episodios (en el que cada trama se cierra al finalizar cada uno de ellos) por un curso narrativo dinámico centrado sobre la brigada de asalto (que mantiene en suspense al espectador, pues cuando crees que nada puede ir a peor, muestran que todo admite todavía un grado mayor de corrupción). Segundo, el reparto. Se eligió trabajar con una plantilla de actores secundarios; la aparición en la cuarta temporada de un figurón como Glenn Close aportó poco a la serie (a diferencia de Forest Whitaker, el único actor invitado que hizo sombra al dúo dinámico compuesto por Michael Chiklis y Walton Goggins). Y, tercero, evitaron maquillar las consecuencias del neo-feudalismo actual. En lo que afecta a los policías son agentes del aparato represivo, pero, a la vez, pequeño-burgueses preocupados por crear o sacar una familia adelante. Ambas facetas se contraponen de continuo, pues son ciudadanos susceptibles en cualquier momento de caer en el lumpen. Así, por ejemplo, el subcomisario Ben Gilroy termina como un indigente alcoholizado en México en "Grave" (22.03.2005). En la escena sólo hace falta oír a Pedro Infante cantando "Y tu que te creíste el rey de todo el mundo..." Por lo que respecta a la realidad de las calles, el ideal de la multiculturalidad propuesto por las élites para la vida de los otros se manifiesta como una fantasía huera. En Farmington coexisten a su pesar medio centenar de bandas latinas, afroamericanas, asiáticas así como diferentes cárteles (armenio, ruso, colombiano, salvadoreño y mexicano). Cada uno manifiesta la territorialidad de los animales de la sabana. Todos se transitan por los mismos lugares, pero apenas se soportan. Peor aún, pues la supervivencia de cada individuo depende de su pertenencia a su propio grupo étnico. En ese entorno en el que la individualidad apenas existe, la policía actúa como una banda más, un "Leviathan" o cocodrilo que en absoluto es justo, pero que mantiene el orden en el pantano a su brutal manera.
El protagonista de "The Shield" más que un personaje es una función, la de los policías contemporáneos que han de experimentar la contradicción de trabajar, por una parte, como agentes al servicio de la maquinaria política represiva y, por otro, vivir sus vidas como aldeanitos de clase media que soportan la extorsión del Estado. La deformación profesional es aquí la profesión misma. La corrupción afecta, de un modo u otro, a todos ellos. Por un lado, sus mandos son políticos, preocupados por los resultados sólo en la medida en que afecten a sus intereses personales. Así, el subcomisario citado, Ben Gilroy, en "Cupid & Psycho"(30.04.2002) no quiere dejarse arrastrar por la corrupción del grupo de asalto, hasta que, a renglón seguido en "Two Days of Blood" (28.05.2002) les viene bien para tratar de evitar las consecuencias de un atropello y fuga, así como encubrir que apuesta sobre seguro en el mercado inmobiliario adquiriendo propiedades a bajo coste en zonas donde ha eliminado la presencia policial. Por su parte, el capitán David Aceveda cumple con su deber, pero barre para casa en presencia de quienes puedan aportarle fondos y favorezcan su carrera política personal como ocurre en "Dawg Days" (02.04.2002). También aprovecha para filtrar información confidencial perjudicial para el dpto si le conviene, como acontece en "Pay in Pain" (23.04.2002). Así consigue despegar como concejal del distrito, aunque sigue con su conducta en su trayectoria trepadora, como ilustra su relación con Cruz Pezuela. En su recorrido hacia la alcaldía se ve forzado a realizar una felación a un pandillero y pasa sin más al lado obscuro de la ley, silenciando a uno de los implicados a tiro limpio en "What Power Is..." (11.05.2004) y aliándose con el mismísimo diablo, en este caso llamado Antwon Mitchell, para que reviente al otro con una barra dentro de la cárcel en "Judas Priest" (07.07.2005). Los detectives Vic Mackey y Shane Vendrell cumplen con creces los estándares establecidos, pero gracias a actuar de continuo como delincuentes. Su lista de delitos sería difícil de enumerar, pues en cada capítulo vulneran varios artículos del código penal. Aparte de asesinar al infiltrado Terry Crowley, roban droga tras una redada en "Blowback" (09.05.2002) para suministrarla al traficante de turno que trabaje para ellos. Extorsionan, sobornan y tocan cualquier palo. Son "Al Capone con una placa". Hacen lo necesario para seguir a flote. Cada transgresión termina siendo encubierta por nuevos delitos. Su status como policías independientes discurre en paralelo con sus actividades criminales, entre las que destaca el robo del tren del dinero de la mafia armenia y, finalmente, el asesinato de uno de ellos, Curtis "Lem" Lemansky en "Postpartum" (21.03.2006).
Tras la globalización de la economía, cualquiera que siga la guía del ideario de Horatio Alger ("trabaja mucho, sigue las reglas, no te metas en líos y te irá bien") está jodido. En la serie, los pocos policías íntegros se ven sobrepasados por sus mandos e, incluso, por sus propios compañeros, que les ningunean y actúan a hechos consumados. La detective más indicada para reemplazar al corrupto Cap. Aceveda es la Det. Claudette Wyms, pero resulta ser una policía al estilo tradicional, alguien incapaz de bailar al ritmo que marque la alcaldía o el pájaro político que convenga. Su ascenso queda en el limbo en cuanto en "On Tilt" (15.06.2004) se enfrenta a la fiscalía a propósito de unos casos cerrados en falso. Terminará siendo nombrada capitán de la comisaría, pero para limpiar su pésima imagen (además padece un lupus severo y no parece que vaya a limpiar mucho). El "Colombo" del lugar es el Det. Holland "Dutch" Wagenbach, pero su quehacer apenas obtiene un mínimo respeto. En su afán por perseguir criminales termina apresando a un asesino en serie en "Dragonchasers" (14.05.2002). Sin embargo, la victoria resulta pírrica. El asesino en serie acierta en su diagnóstico a propósito del papel social que un detective honrado interpreta en ese mundo de mierda: su búsqueda infructuosa de respeto, su baja auto-estima, que se le ignore pese a su inteligencia y sus dificultades para establecer relación con las mujeres (lo que constituye una constante de su conducta). De manera que "Dutch" termina viniéndose abajo al salir de su trabajo. También le va poco bien al religioso agente Julien Lowe, quien apenas consigue compaginar su religiosidad con su homosexualidad, su deseo de encajar y las exigencias de su trabajo.
No hay premio, ni redención posible para la clase media. Lo más cercano es la apariencia del triunfo Mackey, que consigue escapar libre, pero confinado de por vida a un escritorio, sin amigos, ni familia. Ni siquiera las mujeres a las que atrajo duraron tiempo a su lado: ni su esposa, Corrine (que entra en protección de testigos), ni la Sgt. Danni Sofer, ni la agente Lauren Riley, etc. La mujer más cercana a su modo de ser casi parece haber sido la prostituta y toxicómana Connie Riesler, fallecida en "Homewrecker" (11.02.2003).
La catarsis del espectador aquí resulta compleja. Por un lado, no puedes perdonar la corrupción policial, pero, por otro, en el medio en que se desarrollan sus actividades, también les comprendes y hasta simpatizas con ellos. Cuanto más gris es el personaje, mayor ambigüedad experimentas. La policía contiene y reprime, pero la solución de los problemas a los que se ven expuestos escapa a su competencia. Los cinturones de miseria dependen de tipos que tienen en marcación automática el teléfono del presidente, pero cuya única mira radica en aumentar su capital. Apuntar a los conflictos raciales como el origen de los males y levantar muros como solución es errar en el diagnóstico y tratamiento. Me resultó imposible asistir al final de un capullo como Shane Vendrell y su familia en "Family Meeting" (25 Nov. 2008), sin sentir lástima. Su triste sino, como el del resto de los personajes de la serie, lo marca la ley de la clase media: "Donec eris felix, multos numerabis amicos: Tempora si fuerint nubila, solus eris" O sea, que cuando ganes, todos ganarán contigo, pero cuando pierdas, perderás tú solo (Publio Ovidio Nasón, Tr., I 9,1-5).
Pensarás que todo el mundo tiene alternativas. Eso dicen, pero las de la mayoría, apestan. No sé si jugaste a "Far Cry 3". Al final te toca decidir entre seguir con una pandilla de capullos (tus amigos) y Lisa, una novia neurótica histérica que te va a capar vivo, o Citra, una sociópata que te abrirá en canal en cuanto te haya echado un buen polvo. Elijas la alternativa que elijas, tu futuro no va a ser feliz, por mucho que te digan que todo va a salir bien. Porque alguien ya ha decidido el juego al que tú debes jugar y, aunque de la vida nadie salga vivo, la tuya se parece al recorrido de un puto hámster en su jaula. Aunque, eso sí, te dejan elegir el color de la rueda. Qué generosidad.
Aprovéchese y vea "The Shield". Da que pensar.